lunes, 24 de diciembre de 2012

LA FARANDULA en CUBA



La  Farándula en Cuba
El termino  farándula, viene de las  raíces de los  idiomas  europeos cuyo  origen es   farandoul y esta identificado  con el mundo artístico, con  el  entorno de las  personas  dedicadas al entretenimiento  y expresiones  del  espectáculo.  Se  refiere a   la interrelación  y detalles  de la profesión del teatro y todas las  artes escénicas. Abarca a la ópera, la danza, el drama , la zarzuela, el music hall, el cabaret, la revista de variedades, los artistas del circo, los mimos y  titiriteros del  guiñol. Acompañados de las  leyendas y  mitos que  se desprende  de sus vidas. Antiguamente este termino se  empleaba para las compañías de teatro ambulante, especialmente las de carácter cómico y de condición precaria debido a que  viajaban de pueblo en pueblo sin una  estabilidad  ni  una  vida segura por  lo que  se usó despectivamente por las personas de  mejor rango  social, por  ejemplo, ser farandulero despertaba  desconfianza y equivalía, en el mejor de  los  casos, a falsedad o  frivolidad. Los faranduleros fueron a veces perseguidos, calumniados y agredidos. Sin embargo, las sociedades no  pudieron prescindir  de su atractivo, su  desinhibición y al  estimulo que  produce a  la excitación  sensorial del movimiento escénico, la música y la  creación. Desde los tiempos de los palacios medievales a donde  llegaban de  tierras lejanas  hasta estos  días de la televisión  y el cine. El público ha estado al tanto de  la vida personal de los artistas escénicos llena de capítulos insólitos. Por ejemplo del gran dramaturgo francés  Moliere, se ha hablado tanto de su vida privada como  de su obra. Despertaron  interés las  competencias entre  la destreza de  los  bailarines y los cirqueros trashumantes, los duelos  de  voces entre los cantantes de opera, los amores  y desamores  de las divas que han  formado parte de una gran  leyenda. Aunque actualmente   las  publicaciones de las revistas llamadas “rosas” o “del corazón” han  abusado,  comercializado y vulgarizado las  historias y acontecimientos personales de  los  famosos  de  la  farándula vendiendo una cadena de chismes  y calumnias morbosas,  sin   embargo,  el público sigue interesándose por las  novedades de los artistas. Quedó la máscara como símbolo de irrealidad y  fantasía, como dijera el teatrista norteamericano Tenesse  Wiliams, en su  obra “Un  tranvía llamado deseo”  en boca  de su personaje Blanche  DuBois: “ ¡Magia¡  ¡Magia¡ …que las cosas  no  sean como son, sino  como debieran ser”  hasta se podría afirmar que  hay  una creación  paralela entre  la  obra y  la vida  personal .Sin la  farándula la  vida no tuviera   el   mismo color y  para otras personas  ha sido una  metáfora  de  la  misma vida.

      
Este recuento  no tiene  pretensiones  de ser  un ensayo,  ni de teatrología  ni  de  musicología por respeto a  otros trabajos  mas  responsables sobre estos   temas. No planeamos  hacer carrera  de ensayista,  probablemente este sea una  experiencia   única. Mas  bien  juntamos  las  informaciones que  escuchamos  en los  ensayos, en los  camerinos, en las salas de maquillaje de  los  teatros, disfrutando de   las  anécdotas de  los  mayores de la  farándula  cubana y que  después  confirmamos  en la bibliografías y  consultas. Desde los primeros pasos en el teatro infantil y  en la Escuela de Instructores de Arte, mas  adelante con  la pareja  que  conformé  con Elsa  Pagano, excelente bailarina  argentina, después  con el dúo de pantomima de Olga  Flora  y Ramón y finalmente como solista, ya que estuve  en  diversos  shows y revistas, tanto en La  Habana  como en provincias tuve la oportunidad de escuchar las  experiencias del mundo del espectáculo  y el entretenimiento. En el cabaret  Tropicana, en el salón Caribe  del hotel Habana Libre  y por mas  larga etapa bajo  la brillante lámpara de candiles del cabaret Capri, me atrajo las historias contadas  por  los  mismos  artistas. En las provincias actuaba en el Cubanacán y Venecia  de Santa  Clara, en el Internacional de  Varadero donde  coincidí  con  artistas  de larga trayectoria. Con el tiempo pude trabajar  en México, Argentina, Brasil, España y Estados Unidos. Una  buena  parte de  la  carrera pertenecí al elenco del Teatro Musical de La  Habana, que realmente fue  mi segunda  escuela y seguidamente a Teatro Estudio en esta agrupaciones trabajé y conviví  con los  artistas y creadores mas   talentosos del teatro dramático  de esa época. Desde muy joven me encontraba cada noche  de regreso a mi pueblo San Antonio de  los Baños, con el  maestro  Helio Orovio en la parada de la  guagua  de Santiago de las  Vegas. ¡Te guarde el puesto en la  cola¡  en la  espera del ómnibus,  se abría  una platica  amena  y fraterna de los detalles de la  cultura  cubana que para mi fueron  una  cátedra y aumentaron mi  veneración por este tema. En esa etapa, todavía en el medio cultural  predominaba  un ambiente con tendencia a   menospreciar “lo  cubano” un elitismo pobre que solo veía como  pintoresco las expresiones criollas, por  lo que   me  identifiqué con un  grupo de  intelectuales que  pensaban diferente, que eran admiradores   de la historia  y los valores  culturales  autóctonos tales como  Miguel  Barnet, Nancy Morejon, Rogelio Martínez Fure, Eugenio Hernández Espinosa, Juan  Rodolfo Aman, Sergio Vitier y Reynaldo González la  verdad no éramos tantos y se  produjo una reafirmación del proyecto personal de cada quien en la creación motivado por la  identificación al reconocimiento del mestizaje integral. Muchas  obras hoy célebres y conocidas  las leímos  en manuscritos, en la  casa de la  calle Almendares en La  Habana, en tertulias  en que  se compartía una bebida de  te  de cualquier hoja   de árbol y decíamos  que estaba “riquísimo”. Algunas comidas en casa de  Elena Burke  y Alberto Morgan en el Vedado, llenas de anécdotas  y  risas. Nunca  pensé escribir  un libro sobre este  tema, tuve  la suerte de estar  en contacto con amigos que fueron mis  informantes  al azar, en el recorrido  de las giras  por  el  mundo,  en la convivencias personales , muchos datos los perdí porque no andaba con una ridícula  agendita de notas ni preguntando  nada y mucho  menos hacerme  una foto al lado de artistas famosos.

Nunca hice una entrevista dialogué  con el afecto de los amigos y en muchas ocasiones los  que no fueron estrellas pero permanecieron en el cine de música tropical mexicano, ya en el otoño de la vida sobrevivían con precariedad económica   A  las  rumberas del cine, las conocí en México, visité a mis entrañables amigas  Ninón  Sevilla, Lina Salome, Amalia Aguilar,  y a Ma  Antonieta  Pons en su  casa de Cuernavaca,  descubrí los músicos  de la Sonora Matancera, como Caito y Welfo amigo desde  Santiago de las Vegas, Celio Gonzáles,  Lino  Frías que es el compositor de “Mata Siguaraya, Yeyo el  zapatero, a Fellove autor de “Mango Mangüe”, a quien  visité recluido en la  Casa del Actor de la  ANDA, a los hermanos  Rigual “Cuando calienta el sol” y “Corazón de melón”, en New York  compartí con   Mongo Santa María, con  Marcelino Guerra Rapinday y Avelino Pozo grandes conversadores que me  presentaron a  Celia  Cruz  que estaba en su esplendor y no podré olvidar el momento especial cuando La  Lupe  entró en nuestro camerino del Trinity Theater, de New  York después  de tantos  años y todavía  me dijo “hola musarañas, ¿Te  acuerdas? yo soy la Yiyiyi”. Siempre llenos de anécdotas los bailarines Mitzuko y Roberto, y no menos atentas Olga Guillot y su  hermana Ma. Luisa, a quienes les  regalé el disco “Ancestros” del grupo  Síntesis que les encantó. Compartimos en  los  cumpleaños  de  la actriz española Paquita de Ronda  que  protagonizó “Una gitana  en La  Habana” en 1951 además de “Sierra Morena” y otras  películas. Sin que  sea un anecdotario con la  gracia que los contaban Rosendo Rosell o Eduardo Robreño tampoco deseo que  sea un  catálogo de datos, diría más bien que  este  libro es un desfile de  encuentros. Como cuando  compartíamos  con el Dr. Manuel Palma director  de la  revista Show en su casa de la calle Infanta. En México nos lanzamos  en un quimérico  proyecto de poner  la zarzuela “María La O  de E. Lecuona con  la  valiosa  ayuda  artística de  Jorge País quien tiene larga experiencia en el genero,  con las  partituras que nos  facilitó la soprano Gladys Puig,  logramos  funciones  entelares en el Teatro Esperanza  Iris  donde  mismo se  presentó en el año  1938. Aquí  aparecen y conviven los nombres de artistas de adentro y de afuera y de  todos los cuños  ideológicos buscando ser más incluyente. Acepto el arte político que  ha  logrado grandes obras de  valores  indiscutibles, admiro  los cuadros  caprichosos de Goya que son verdaderos  manifiestos políticos como de los murales  mexicanos de Diego Rivera o Siqueriros, todo el teatro político bretchiano y respeto desde la Bayamesa de Sindo  Garay hasta el cancionero de la  nueva  trova . Doy bienvenida  a  las diferencias  de pensamientos sin embargo  me salgo del  juego cuando las pugnas  fomenta el odio entre  los seres humanos y menos entre compatriotas.y Este es  un  compromiso con el legado de estos  artistas  de  los que  soy  parte. Aquí seguimos el camino  de la farándula en Cuba que se extendió a  otras  naciones con el deseo de  que sirva  como un homenaje a su recuerdo o  como dijera Martí,   para “echar mis versos  del alma”.