Por RAMON DIAZ
LADISLAV FIALKA:
Fue sin dudas uno de los
grandes creadores que impulsaron el arte
de la pantomima hacia un desarrollo y un
reconocimiento internacional y de los más antiguos maestros de la pantomima
centroeuropea acompañado por su agrupación de actores mimos del Teatro de Pantomima de Praga también conocido como Na Zabradli
Con actores como: Ludmila Fialkova, Milan Jedicka, Jiri
Kaftan, Zdenka Kratochvilova, Ivan Lukes, Bozena Vechetova, Richard Weber,
Antonin Hosek, Jiri Kanka, Mirka Kovarova, Jiri Miller, Evzen Novacenko y Milan
Vomacka. Director: Vladimir Vodicka.
Fialka nació
en 1931 en la ciudad de Praga y falleció en 1991.
Comenzaron
desde 1958, con un repertorio
de temas muy sencillos, deudor del sentimiento romántico europeo que fue ganando en profundidad temática en medio de sus extensas
y exitosas giras hacia una etapa
en que abordó el mimodrama de mayor complejidad argumental. Se empeñaron en
dominar la técnica expresiva de la escuela francesa de maestros como
Etienne Decroix, Jackes Leqoc entre otros.
Se admiró
por su capacidad de expresión, la
justeza que empleó de la escuela clásica que domino en gran Marcell Marceau. Los puristas, de entonces, se quejaron de que el maestro Fialka usó el añadido
de sonidos, músicas, onomatopeyas y que esto traicionaban el silencio total que
debía presidir una pantomima, sin embargo
el estilo de Fialka quien empleó símbolos en la utilería y el vestuario que apoyaban
el argumento terminó por conquistar a diversos públicos de Europa.
El Teatro de Pantomima de Praga llegó a ser una compañía bien adiestrada, a la
que mezcló la educación del músculo con una educación musical de línea
circense. Con un mensaje de una cierta metafísica con un cierto humor. Por ejemplo en la obra “Noss”
(nariz) presenta el pequeño drama bufo de un clown que ha perdido su nariz
falsa; pierde con ella su identidad, su aptitud
Y es una metáfora de la lucha por recuperar algo
esencial.
No estuvo exento de contraponerse al exceso
autoritario de los gobiernos de dominio soviético, quienes por una parte
subvencionaron y apoyaron el desarrollo de las artes pero ejercieron una permanente
desconfianza hacia el mundo artístico sobre todo por poseer el arma de la libre comunicación
con las audiencias. El arte de la
pantomima no empleaba los códigos heroicos del realismo socialista, sin que con
esto descalifiquemos los indudables logros de aquella tendencia que obtuvieron
logros artísticos como por ejemplo como “La
Madre” de Gorki Bretch entre otras valiosas obras.
El teatro de Fialka se presentaba como un
dibujo con actores en vivo. Su lectura
fue de fácil comprensión pero se le añadía un encanto sutil que
conquistaba al público hasta al final al cerrarse el telón. El humor es más bien interior, como una clave
de los personajes entre sí, algo como de complicidad entre los artistas y el
público.
En su repertorio como:
“La vida y en
el hombre”. Se interesaba en la reflexión de la existencia
humana y en “La vida del árbol” es donde el árbol nace, vive, cambia de hojas; después llega
el hombre, lo corta… y con la
madera construye un violín
constituye una obra maestra del género.
Además “El hombre y la silla” es de gran humorismo.
“La vida de pie”. En ésta, el
recurso de la música está empleado con positiva
perfección.
“El piano” y la máquina de
escribir es una oportunidad para apresionar su
virtuosismo técnico
Pero lo mejor de Fialka no
son sus historias trascendentes, sino
sus demostraciones técnicas y sus
juguetes cómicos. En ellos domina la frescura,
la elegancia, la viveza. La belleza plástica
de algunas de sus pantomimas, como Cariátides, Alta escuela,
la Entrada del circo más pequeño y especialmente El hombre
y la máquina son muestra más que suficiente del talento de Fialka
Fialka y sus mimos lograron ser un ejemplo del genero como afirmara
Alexandro Jodorowsky refiriéndose a la pantomima decía que este “no es un arte
de muecas”. El secreto de la expresión facial consiste en retener la expresión
del sentimiento, pero que el sentimiento se trasluzca a pesar de los esfuerzos.
Imaginemos que el mimo tiene una máscara inexpresiva pegada al rostro.
Él debe sentir por debajo de la máscara con tal intensidad que el dolor, la
alegría, la cólera, se filtren por los poros de esa mascara. Esa es la expresión
noble. La expresión bastarda, bufonesca, utiliza la expresión exterior
La compañía de Fialka se presento en varias oportunidades en México y recibió la admiración de público y interactuando con otros mimos mexicanos incluso invitando a un destacado mimo
mexicano que es Juan Gabriel Moreno a integrarse
en 1971 recibiendo la oportunidad de ser alumno directo de Ladislav
Fialka en el curso de verano de pantomima. Moreno llegó a Praga según sus
propias palabras, "para pasar el examen magistral ante su maestro
Fialka" Este examen se convirtió, sin embargo, en el triunfo de la pantomima
mexicana"
Hoy Fialka
es el recuerdo imborrable que habita en la historia del teatro y sus gestos quedaron en el corazón para siempre.
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